Vence la diabetes
Vence la diabetes
Su nombre completo es Diabetes mellitus (orina de miel) y es una enfermedad causada porque el cuerpo no puede usar el azúcar; eso pasa cuando la hormona encargada de meterla en las células, llamada insulina, no existe o funciona mal. Eso hace que el azúcar se acumule en la sangre y escasee en los sitios del organismo que la necesitan.
Es una hormona que produce el páncreas; es como un mensajero que lleva la glucosa de la sangre hasta el interior de las células. Insulina viene de isla, y se llama así porque se fabrica en las celulas de los islotes de Langerhans.
La diabetes tipo 1, también conocida como insulinodependiente, juvenil o de inicio en la infancia, se da cuando no se produce prácticamente insulina y es necesaria la administración diaria de esta hormona. No se sabe aún cual es la causa de la tipo 1 y por ello se desconoce la prevención. Los síntomas pueden ser excreción excesiva de orina, sed, hambre constante, pérdida de peso, trastornos visuales y cansancio. Estos síntomas pueden aparecer de forma súbita.
La diabetes tipo 2, también conocida como insulinodependiente o de inicio en la edad adulta es el 90% de los casos. Los afectados producen insulina pero una cantidad insuficiente o su cuerpo no la utiliza de una forma eficaz. Se debe, en gran medida, al sobrepeso o al sedentarismo. Los síntomas pueden ser similares a los de la diabetes de tipo 1, pero a menudo menos intensos. En consecuencia, la enfermedad puede diagnosticarse solo cuando ya tiene varios años de evolución y han aparecido complicaciones.
¿Cómo se manifiesta cuando se instala?
Sintomas: sed y hambres intensas, sueño, cansancio, orina frecuente, calambres, adormecimiento de las extremidades, visión borrosa, lesiones en la piel, heridas que no cicatrizan, infecciones que se repiten, pérdida de peso y disfunciones sexuales. En el máximo nivel de acción puede causar ceguera, falla renal, amputaciones, daños cardiacos y la muerte...
¿Cómo hace todo ese daño?
Aunque el asunto es un poco complejo, el aumento de azúcar en la sangre y la falta de ella dentro de las células que la necesitan se suman y hacen que, por ejemplo, los pequeños vasos sanguíneos se destruyan y dejen los tejidos sin la posibilidad de recibir oxígeno y nutrientes. Queda la retina sin irrigación, los nervios con la arquitectura alterada, los dedos sin nutrientes, el riñón con sus redes vasculares destruidas, hasta comprometer la función de estos órganos.
8 de cada 10 personas en la que se presenta diabetes tipo 2 son obesas o lo fueron en algún momento. Las personas aumentan progresivamente de peso gracias a las dietas hipercalóricas; eso hace que la insulina se vuelva un poco perezosa (resistencia), por lo que el páncreas tiene que fabricar más para bajar de la sangre los niveles de azúcar de esa dieta; el asunto es que llega el momento en que se cansa de producirla, la insulina empieza a escasear.
¿Es posible llevar una vida normal con diabetes?
Eso se logra con medidas simples, como los controles médicos regulares, tomarse con rigor los medicamentos, seguir una dieta rigurosa de la mano de un nutricionista, hacer ejercicio, mantenerse en el peso adecuado, mermarle al estrés, revisar el cuerpo y estar atento a cualquier cambio, no fumar, medir el azúcar con frecuencia y reconocer signos de alarma para prevenir complicaciones.
Fuente: todo-mail.com